Terapia de bosque: la ciencia detrás de sus beneficios

8 Feb, 2021 | Sin categorizar

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-Por Lorena de la Peña

Shinrin-yoku o “inhalar la atmosfera del bosque” es una práctica de la medicina preventiva japonesa que se originó en la década de los 80. Su propósito es mejorar el bienestar físico y mental de quien lo practica, y poco a poco se ha ido extendiendo por el mundo.

Pero ¿puede realmente aportar a la salud esta práctica? La evidencia científica indica que sí. Por ello, a continuación te contaremos todo sobre esta, para que puedas apreciar tu próximo paseo por la naturaleza de un modo diferente.

¿Qué es exactamente la terapia de bosque?

Los beneficios de pasar tiempo en la naturaleza no se ponen en duda. La mayoría buscamos entornos rurales para descansar, ir de vacaciones, recuperarnos de una enfermedad o del estrés laboral. ¿Te has preguntado alguna vez por qué? Especialistas de diversas disciplinas a nivel mundial han esclarecido las bases científicas de por qué buscamos estos espacios, que se ven potenciados en la práctica del shinrin-yoku.

La terapia de bosque, o los baños de bosque, como también se le conoce, es mucho más que un simple paseo por la naturaleza. Consiste en experiencias guiadas basadas en el mindfulness, donde se busca percibir el bosque con los cinco sentidos. Así pues, se aprecian sensaciones como los sonidos del entorno, los olores despedidos por la vegetación, la temperatura de la brisa, la frondosidad y el color del paisaje, y si hay suerte los sabores de los frutos silvestres.

¿Para qué se recomienda?

En cuanto a los beneficios para la salud, diversos estudios encuentran efectos reparadores, tanto físicos como mentales. A continuación, enumeramos algunos de ellos.

  • Tiene un efecto relajante, mediante la reducción en la producción de cortisol, la hormona del estrés. Se observa también efectos sobre la ansiedad.
  • Reduce la frecuencia cardiaca y la presión arterial, ofreciendo protección al corazón. Coincidentemente, se sabe que las personas que viven en barrios con vegetación presentan una menor incidencia de eventos cardiometabólicos.
  • Fortalece el sistema inmunológico para combatir infecciones virales y prevenir el cáncer, a través del estímulo de las células NK, un tipo especial de célula inmune especializada en destruir células mutadas o infectadas con virus.
  • Reduce el tiempo de convalecencia por enfermedad.
  • Aumenta la capacidad creativa.
  • Incrementa la sensación de felicidad.

Los paseos de bosques mejoran la salud

Pero ¿por qué sucede esto? La primera deducción podría ser que el ejercicio es el responsable. Después de todo, está demostrado que este mejora la salud física y mental. Pero un estudio llevado a cabo en Japón sugiere que esto no lo es todo. Se compararon los efectos de una caminata en un bosque con los de una zona urbana: el estrés se redujo un 12.4% más en el grupo del entorno natural.

Por otro lado, en otro estudio, se comparó dos grupos que caminaron en un bosque, uno a ritmo muy pausado y otro a manera de ejercicio. El resultado fue que en ambos se observaron similares beneficios. La clave estaría pues en el entorno, no en la actividad física en sí.

¿Es entonces la observación de la vegetación la que nos produce el efecto calmante y reductor del estrés? Sin duda contribuye. Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos demostró que tener vistas naturales puede ayudarnos a recuperarnos de enfermedades. Al hacer un seguimiento a la evolución de un grupo de pacientes hospitalizados, se observó que tener una ventana hacia un jardín contribuía a reducir el tiempo de convalecencia, en comparación a tener vistas de edificios. Este conocimiento ha contribuido a reconsiderar el diseño de los hospitales.

¿Y qué hay de los demás estímulos sensoriales que nos ofrece la vegetación? De hecho, el olfato podría tener un rol clave. Los árboles, en particular las coníferas, emiten compuestos volátiles, entre ellos los terpenos, que al entrar en nuestro organismo al respirar causan diversos efectos. Se conoce que ciertos terpenos tienen un destacado efecto antiinflamatorio, anticancerígeno y neuroprotector. Son los responsables del incremento en la actividad de las células NK que hemos mencionado anteriormente.

Es relevante mencionar que el efecto se potencia cuando es multisensorial. La acción calmante, por ejemplo, se vio incrementada en un estudio en el que se comparó la exposición a solo compuestos volátiles de bosque con esta misma exposición acompañada de ruidos de la naturaleza. La conclusión fue que la exposición a los compuestos volátiles y ruidos naturales tenía un mayor efecto calmante. En otras palabras, en un bosque todo suma.

¿Importa el tipo de bosque, la hora del día y la duración del paseo?

La investigación actual parece indicar que variables como el tipo de bosque, la duración y la hora del día afectan a los beneficios que pueden traer los baños de bosque. Sin embargo, aún no hay datos suficientes para hacer recomendaciones concretas.

Un estudio reciente en España evaluó la emisión de distintos compuestos volátiles con demostrado efecto fisiológico durante todo un año en una reserva natural mediterránea. Se observaron variaciones dramáticas dependiendo de la estación, las condiciones atmosféricas y la hora del día.

Esto parece brindar evidencia de que los efectos beneficiosos a la salud pueden variar de acuerdo a esta variables. Sin embargo, como mencionamos, aún es necesario hacer más investigación. De lo que no queda duda es que los baños de bosque son beneficiosos.

Referencias

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